jueves, 15 de agosto de 2013

Literaturas amazónicas

Foto de clausura del coloquio, Pucallpa 2013.

Homero Carvalho Oliva / Santa Cruz, Bolivia.

Pucallpa en quechua, o MayUshin en shipibo, significa tierra colorada, el mismo color de la tierra de Riberalta en la Amazonía boliviana. Esa ciudad peruana (Pucallpa) es una tremenda paradoja, andina por una lado y amazónica por otro. La mayoría de su gente es de origen quechua; sin embargo, su espíritu es shipibo, una etnia local cuyas mujeres son artistas extraordinarias del tejido y del dibujo. Esta pequeña urbe, situada al margen izquierdo del río Ucayali, nos recibió a más de 30 poetas, investigadores sociales, antropólogos, lingüistas y narradores, entre el 2 y 4 de agosto, para hablar de un territorio y de su identidad. Y cuando la palabra se nos posesiona, el tiempo se vuelve mítico, se enlazan el saber con el estar, y el ser y las imágenes fluyen por nuestro cuerpo.

Esto sucedió en el II Coloquio de Literaturas Amazónicas, organizado por Ricardo Vírhuez y su equipo de amazónicos por nacimiento, elección o convicción; y el sueño —que es otra forma de planificar—, era mostrar que el gran río Amazonas no solamente posee poderosos afluentes en varios países, sino que también traía voces, antiguas y nuevas, y que los convocados éramos sus tributarios.

Los tres cielos. Yo llevé mis ríos con otras voces y mostré los poemas que se están escribiendo en nuestra región amazónica. Sorpresa: los asistentes nunca pensaron que más del 60% del territorio boliviano era amazónico y que estuviéramos desarrollando una literatura intensa, profunda y vigorosa. La antología (Los tres cielos) se quedó en la biblioteca César Vallejo de Pucallpa y en las manos de varios investigadores de literatura venidos de otros ámbitos. Asombro. Era necesario sentar presencia y lo hicimos.

Las voces del río. Los poetas invitados leímos poemas en dos oportunidades. Fue un gusto leer junto a consagrados poetas peruanos como Manuel Marticorena, a quien el coloquio rindió un homenaje; y a Saulo de Sousa, joven creador e investigador brasileño, cuya tesis de grado es sobre los escritores benianos y que tradujo mi poemario Los Reinos Dorados a su idioma. Enorme satisfacción conocer a un joven de otro país que se ocupa de lo nuestro.

Tuve la suerte de presentar mi libro La última cena y otros cuentos, junto Juan Rodríguez y Juan Ochoa López, quien presentó su novela El amor empieza en la carne, Premio de Novela Julio Ramón Ribeyro, el más importante de Perú, una obra ambientada y ubicada en la Amazonía peruana. Ochoa López, sobrino de José María Arguedas, autor de La agonía de Rasu Ñiti y precursor (con nuestro Arguedas) de la literatura indigenista andina, planteó que ya era hora de amazonizar el Perú, opinión que comparto militantemente para Bolivia y el mundo. Es hora de que el gran río deje de ser un mito y se convierta en la palabra que recupere nuestra interioridad y su magia.

Un grato encuentro en el que hicimos conocer la literatura que se está escribiendo en la región amazónica de Bolivia, y en el que tuve la oportunidad de conocer e intercambiar criterios con escritores de otros países.

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Tomado de: http://www.la-razon.com/opinion/columnistas/Literaturas-amazonicas_0_1888011295.html

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